UNCANNY
Maria Fernanda Carlos – Pamela Corrales
“uncanny” destaca las obras de las artistas María Fernanda Carlos y Pamela Corrales. Juntas, las artistas examinan temas que parten de su esfera íntima que incluyen el sostener y contener como figuras femeninas, el hogar y rituales de sanación a través de la evaluación del conocimiento ancestral, intergeneracional y personal. Nos mueven a apreciar la interrelación de nuestra vida cotidiana y sus territorios.
La identidad está intrínsecamente integrada con los espacios de habitar y las acciones diarias. Las artistas fomentan una comprensión de estos espacios de uso diario como una extensión de la relación cuerpo-contexto, observando de qué formas habitan, se desplazan, se relacionan, y aprenden/desaprenden.
Divisiones, fronteras, límites. Nos hablan de un centro y sus bordes. La tierra que nos pertenece y es ajena al otrx. Cuando hablamos de los espacios cotidianos como territorios, las fronteras se vuelven difíciles de trazar, quizás por la falta de práctica o su diversa materialidad. El encanto de los parajes de ambas artistas es que son territorios que no se encuentran en mapas (o en el internet), a veces ni en este mundo físico. Quizás son áreas dibujadas sobre paisajes que todxs conocemos, como si de intervenciones a la realidad se tratara.
A través de lo orgánico, habitual y coyuntural sale a la superficie lo apacible. En Belleza Compulsiva, Hal Foster no solo ofrece una lectura del surrealismo sino que considera de manera atemporal las implicaciones del deseo y el trauma. Un arte entregado al concepto de uncanny, como el retorno de lo reprimido con fines críticos a través de la compulsión de repetición y pulsión hacia la muerte. “Creo que el concepto que reúne estas cualidades es el de uncanny, es decir, un interés en los eventos que la materia reprimida regresa de manera tal que desestabiliza la identidad unitaria, las normas estéticas y el orden social. Lo que voy a plantear es que los surrealistas no solamente se sienten atraídos por el retorno de lo reprimido, sino que además buscan redirigir ese retorno con fines críticos” ( Hal Foster, 18). Para Máximo Eseverri, el término uncanny atraviesa los principales objetivos del surrealismo: la liberación de las ataduras del intelecto y la fusión de arte y vida.
La obra de María Fernanda es resiliente y de cualidad crítica, a través de su experiencia como madre y mujer plantea debates necesarios que quizás a escala política y social están siendo visibilizados pero que dentro de los hogares, a escala pequeña, pareciera que al cerrar la puerta quedan fuera. La parte nutricia de su obra y la cromática que acentúa la carne nos regresa al cuerpo matérico; un cuerpo generacional que como un objeto de tejido se puede ir deshilando indagando en su herencia. María Fernanda parte de reflexiones en torno a la herencia, la maternidad y los roles de la mujer. El nutrir pasa a ser color, el cuestionamiento generacional pasa a ser bordado y sus espacios pasan a ser tela.
Pamela Corrales, incesablemente – como titula una de sus series – indaga en su identidad buscando rastros en los espacios que habita y recorre. De manera meditativa que a momentos se torna compulsiva, busca su valor y utilidad como mujer y no madre. En procesos cargados de crítica personal llega a regiones azules de calma donde puede ver que el oscilar entre polos tiene un hilo de procedencia y es una forma de ser humana. Pamela realiza ejercicios de rendición y observación. Partiendo desde su medio, la fotografía, nos confronta a impresiones digitales de pulsogramas, a cianotipias geográficas y a una lucha encapsulada en sonido e imagen.
Los procesos de las artistas son espontáneos, experimentales y circunstanciales. Yendo hacia adentro, observando en estado de pregunta; examinando lo misterioso que no está medido o marcado dentro de su suelo y se vuelve abstracto para la experiencia como ser humano. Como para Yolanda López, artista Chicana, para quien su conocimiento creciente en relación a su vivencia personal, sus tradiciones e historia ligada a su familia y cultura es congruente con la conciencia de cómo la historia social y política de su familia es paralela a la de otrxs, en diversos niveles. “Esta revelación personal y en evolución ha creado dentro de mí un nuevo sentido de comunidad e identidad basado en nuestra comunidad” (Yolanda López, 2022). Ambas artistas nos hablan de las mujeres que nos anteceden y cargamos como segundas pieles (figuras femeninas en la obra de María Fernanda o estereotipos en la obra de Pamela), nos hablan de la relación entre tiempo y valor, y de la carencia de apreciación hacia el bordado y ciertos ejercicios no formales de creación.
La muestra intercambia opiniones, expectativas y recuerdos a partir de la conflictiva identidad (femenina) en los lugares de habitar de las artistas, para colocar la pregunta sobre la posibilidad de otros mundos que no ignoren la memoria – histórica e individual – que corresponde a cada espectador de dicho territorio. Un estado de resiliencia al transitar estos espacios cotidianos, desde sus periferias hasta su raíz.
MARÍA FERNANDA CARLOS
María Fernanda es una artista multidisciplinaria radicada en la ciudad de Guatemala, sus principales prácticas son la pintura, la instalación, el bordado y la fotografía.
Completó su diploma de posgrado en arte contemporáneo en el Chelsea College of Arts en 2009. Su trabajo se ha exhibido en Londres, Estados Unidos, Japón, México, Perú, Colombia y toda Centroamérica.
PAMELA CORRALES
Fotógrafa/Ingeniera. Master en Fotografía de Autor en EFTI, Madrid – España. Ha participado en varios festivales como el VI Festival FotoArica (Arica – Cl) y el X FIFV (Valparaíso – Cl), expuesto colectivamente en España, México, Chile y Ecuador.
Su trabajo nos introduce a un mundo personal e íntimo sin nombre propio, logrando así que nos identifiquemos sutilmente con sus experiencias personales e inquietudes existenciales.