La pintura es un mar infinito, la desembocadura de las historias del arte y de nuestras propias historias (de quien pinta y quien las ve). Hace tiempo leí que la pintura es cubrir, superponer capas que esconden otras, sin poder volver. Para mí, está vinculada a una serie de relaciones afectivas, a mi historia personal, a mi relación con mi padre y con el arte (al menos en un inicio).